Estamos viviendo una temporada repugnante en Tijuana, no podemos confiar ahora sí, que en nadie. Para donde volteas ves y te das cuenta como la gente lucha ensimismada por sobrevivir; sin importarle ni siquiera si la persona que va a su lado, pueda resultar lastimada. Por ganar 15 segundos en el tráfico, todos, completamente todos, incluyendo mujeres y adolescentes, te echan el carro encima. Lo que hace pues, imposible que podamos pensar en unirnos haciendo un frente común contra la delincuencia. Es más fáacil verlos a ellos organizados, de manera que puedan derrotar a los pocos representantes de la ley que intentan lograr algo.
Debemos pensar, que esto sigue creciendo, que es como un cáncer espantoso que se está expandiendo, y lo que es peor, lo estamos dejando crecer, y ayudando a fortalecer. Tenemos que empezar a pensar en nosotros, pero sintiendo a los demás. Esto no va a ser de la noche a la mañana, pero si no lo intentamos, pues jamás sabremos si funcionará.
Vivimos presos de nuestro propio egoísmo, somos presa de los malos pensamientos, dejando que nos domine la maldad.